La idea de la marca Café Britt hace más de 25 años fue la de vender y distribuir
dentro de Costa Rica, su país de origen, el mejor café de exportación.
Sin embargo, ese sueño, relató su actual director general, Pablo E.
Vargas, era ilegal.
Vargas, quien participó dentro de los casos de éxito en la tercera
edición del Encuentro de Liderazgo Empresarial, compartió con los
asistentes la forma en que empleó los conceptos de innovación para la
compañía, esto a manera de lecciones.
“Costa Rica y sus habitantes, por ley, debíamos tomar solo ‘café de
consumo nacional’, un producto que tenía obligatoriamente que pasar
por la subasta del instituto del café, ICAFE”, mencionó.
Dicha instancia pública, dijo, regula todo lo que se tiene que regular
en el negocio del café, café que pasaba por un proceso de entintado,
medida para que jamás pudiera ser exportado.
Tras una serie de acciones, entre las que buscaron cambiar
regulaciones y el desmantelamiento de dicha “tinción” del café, así
como la subasta pública.
“Debido a nuestra irreverencia en la lucha por derrumbar el ‘Muro de
Berlín’ que separaba al café de consumo nacional del café de
exportación, ganamos admiradores tanto como detractores de nuestra
misión libertadora”, explicó.
Esa fue la primera lección: si se genera una innovación de alto
impacto se será un irreverente.
“La innovación irreverente. Cómo innovar a partir de un commodity. El
caso Britt” fue el título de su ponencia, ofrecida en la Sala de
Eventos del Centro de la Comunidad Universitaria.
“Empezamos en un negocio ilegal, pero si hubiéramos seguido todas las
reglas yo no estaría aquí”, indicó.
Una segunda lección compartida fue que al poner en práctica una
innovación irreverente, se enfrentará la oposición de las más altas
autoridades.
Expuso cómo de vender café costarricense, uno de los mejores con una
tradición de más de 200 años, la compañía pasó a tener tiendas en los
aeropuertos y en los hoteles.
“Pasamos de producir el café y los chocolates a vender souvenirs,
libros y revistas, snacks, artesanías, todo tipo de cosas que por el
contrato el Aeropuerto nos pedía”, indicó.
Vargas mencionó que de ser una empresa de 50 personas que vendía 5
millones de dólares anuales a finales de 1990, pasó a ser una empresa
de mil 400 personas que vende 120 millones.

Por agencia2

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