POLÍTICA Y GENTE

Por Pedro García

El virtual nuevo dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones anunció el fin de la “sana distancia” entre el gobierno y el partido, circunstancia a la cual atribuyó la derrota del año 2000, aunque no identificó a Labastida Ochoa como un candidato sin fuerza para contrarrestar la grandilocuencia de Fox quien sigue trastornado con López Obrador al cual ahora culpa del “rezago” de las reformas estructurales, pero el guanajuatense también es omiso al no señalar que en materia fiscal, tanto el PRI como el PAN se hicieron lo remolones para aprobar las enmiendas por no convenir a sus intereses políticos.

Dice el político bigotón que “alguien” debería cobrarle a AMLO por obstruir el avance de las reformas…Imaginemos lo que habría de cobrarle el pueblo a los partidos por el atraso social a que lo han reducido con sus políticas públicas favorecedoras de las élites mismas de las que ya forma parte el propio Fox quien cuando arribó al poder era una persona en bancarrota (recordad a Korrodi). También debemos contar entre las acaudaladas familias a legiones de políticos de signo variopinto que llevan una vida encumbrada, haciendo negocios al amparo del poder: algunos a partir de los moches.

A propósito de mancos, Ricardo Anaya candidato a dirigir al PAN también alerta contra los mesiánicos y populistas y aunque no le asigna denominación, es obvio que la dedicatoria es para AMLO y a otros de esa presunta tesitura, aunque de menor rango, a los cuales no menciona pero es obvio que uno de ellos es El Bronco que se impuso por el hartazgo social hacia los partidos.

En cuanto al PRI debe recordarse que en el sexenio de Salinas hubo rumores no sólo de desaparecer al tricolor sino hasta de cambiarle de nombre o siglas (¿solidaridad?). En una elección para gobernador de Nuevo León al entonces candidato Natividad González Parás se le “olvido” imprimir el logo del partidazo en sus mantas de campaña y se vio obligado a reincorporar la identificación priista, apenas los medios advirtieron de la omisión.

En esa época algunos grupos del PRI, señaladamente los tecnócratas (que nunca pagan cuotas al PRI) promovieron la versión de que el partido (o los partidos) ya no era lo más importante sino el candidato toda vez que la gente estaba prefiriendo votar por las personas y rechazaba a los institutos políticos, discurso con el cual las élites partidistas medraban, explotaban el disimulo, porque a fin de cuentas son los partidos los que arman todo para hacerse del poder.

En lo sucesivo, dice Beltrones, el PRI va a acompañar y a consultar diario a Peña Nieto con el objetivo de contribuir al avance del gobierno. Habría que preguntar si el PRI, es decir, Beltrones y los sectores serán autocríticos o, por lo menos, tendrían la facultad de sugerirle al presidente Peña prácticas de gobierno para, de una vez por todas, crecer al 6, 7 u 8 por ciento.

Por agencia2

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