Nadie nos va a salvar más que nosotros mismos: Rigoberta Menchú

La Premio Nobel de la Paz 1992 y profesora afiliada de la UANL, Rigoberta Menchú Tum impartió la conferencia “Derechos Humanos de los migrantes y de las poblaciones indígenas migrantes”.

   

“Si los humanos no tuviéramos los prejuicios de la discriminación, el racismo, la exclusión y la estigmatización, tendríamos otra mirada hacia la migración”, formuló Rigoberta Menchú Tum el 22 de septiembre en el Auditorio de la Biblioteca Universitaria “Raúl Rangel Frías”.

“No es sólo ver los riesgos o quitar el énfasis sobre la victimización del migrante sino poner más énfasis sobre los saberes que han nutrido nuestras vidas, lo que ha inyectado de valores a nuestras poblaciones. Ninguna región se ha culturizado por sí misma; ha sido una mezcla de aportaciones”.

Dijo que el fenómeno se ha ligado a la violencia, la criminalización de los desplazados, el sometimiento de la dignidad de los pueblos indígenas y esto genera una cadena relacionada con lo violento.

“En lugar de eso debemos ver a personas que emprenden largos viajes para huir de la falta de empleo y oportunidades, de la guerra, de los conflictos o la falta de desarrollo en sus lugares de origen; ya sea de África a Europa, o de centro y sur América hacia el norte, es gente buscando que sus hijos no crezcan en medio de conflictos, sin futuro”.

¿Qué es lo que hace posible un cambio en la actitud personal y colectiva?, cuestionó Menchú Tum, para responder enseguida: “No tengo otra receta que la educación con pertinencia para combatir el racismo, la indiferencia y la ignorancia, más allá de saber leer y escribir, sino de que no me importe lo que le pasa al otro”.

Instó a que ciudadanos, académicos y gobernantes estudien qué tipo de normas pueden implementarse en los próximos años para que se vivan tiempos de interculturalidad.

“Cada vez más la gente interactúa en aeropuertos, estaciones de autobuses, convenciones. Lo que debemos hacer es dar una educación global con respeto a las individualidades, crear un lenguaje común para que los hijos de los migrantes encuentren su ubicación digna en el planeta”.

Advirtió que como humanos no siempre vemos las cosas de la misma manera, pero podemos darnos una oportunidad en el valor de ser diferentes.

“¿Qué me van a decir a mí los globalizadores del planeta? van a decir ‘esta señora se equivocó porque lo que buscamos es un mundo global’. Sí, señores, la economía ya es global pero los humanos no somos globales; somos diversos y podemos aprovechar los aspectos de la globalización pero de una manera aplicada, no de manera impuesta”.

Voltear hacia la universidad y los jóvenes

Al dirigirse a estudiantes, profesores e investigadores, comentó que instituciones como la Universidad Autónoma de Nuevo León son una plataforma real para proponer políticas públicas y soluciones en favor de la convivencia social pacífica.

“Cuando yo veo los grandes poderes que discuten la liberación de Palestina o la resolución de los conflictos en Siria o los problemas de migrantes masivos que están llegando a Europa a enfrentar eso que se llama primer mundo, recuerdo que este es un tema que ellos habían podido controlar porque seleccionaban a los talentosos, los que podían hacer el trabajo que los europeos no querían y a los otros los mandaban para el otro lado.

“Ya no pueden controlar eso, hay una avalancha de población que llega a Europa y ahora ellos están mirando hacia nosotros, ¿qué le vamos a dar como receta para abordar un tema que según ellos no les iba a llegar? De nuevo, nuestras universidades tienen la oportunidad de ofrecer modelos, paradigmas, para que la humanidad pueda coexistir de una manera más digna”.

La activista guatemalteca de la etnia indígena maya-quiché alentó a los jóvenes a ser creativos para ofrecer también sus ideas.

“A veces pensamos que los jóvenes no tienen mucha propuesta, pero cuando les damos la oportunidad pueden sorprendernos. Lo que pasó en Guatemala se ha llamado la primavera de jóvenes porque las juventudes salieron y dijeron ‘No’ a la corrupción de una manera diferente a como nosotros lo habíamos hecho en los últimos 30 años. La manera en que ellos usaron las redes sociales, la interactuación, rompió muchas fronteras lingüísticas, culturales y lograron un lenguaje común que causó un temblor muy especial.

“Invito a la juventud para que nos dé luces; y los que no somos tan jóvenes estemos prestos a tomar en cuenta sus recomendaciones porque es el mundo que ustedes protagonizan en el metro, en la calle, en el bus, en la frontera y en cada día que viven. Hoy por hoy nadie nos va a salvar más que nosotros mismos”.

La conferencia se dio en el marco de la Cátedra “Cultura de la Paz y Derechos Humanos”, instituida el 22 de mayo de 2014 con la participación de siete facultades de la UANL: Ciencias de la Comunicación, Ciencias Políticas y Administración Pública, Contaduría Pública y Administración, Derecho y Criminología, Filosofía y Letras, Psicología, y Trabajo Social y Desarrollo Humano.

Por agencia2

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