En estos días previos a la elección del 7de junio hay tres nuevoleoneses menospreciados, al límite del odio: el gobernador Rodrigo Medina, por su presunta corrupción; El Bronco, por atreverse a desafiar a las televisoras y usar el “feo” lenguaje que ofende a las buenas conciencias políticas y Fernando Elizondo, por haberse aliado con el candidato Independiente, pero sobre todo por no haber tomado la consideración de los que ahora le censuran, como si el ahora ex candidato estuviese obligado a rendirles cuentas.
Elizondo tiene la edad y la suficiente experiencia de vida, en cualquiera de sus facetas, para hacer lo que le venga en gana. Esta libertad es la que tiene ingenuamente escandalizados a algunos iniciados y otros devenidos pontífices de la política y del deber ser, de “café y banqueta”.
Veo la soberbia de algunas personas que se asumen mentores o tutores políticos y hasta personales del ahora ex candidato del Movimiento Ciudadano dado que le reprochan y descalifican por el hecho de haberse aliado a El Bronco.
Se atreven a censurar el albedrío de una persona, su uso legítimo de la libertad constitucional de asociarse políticamente con quien mejor le parezca.
Ahora, si el asunto de fondo es que los ahora detractores de Elizondo no quieren de gobernador a El Bronco, pues no tienen de qué preocuparse puesto que esas mismas voces de reproche anticipan que no ganará el Independiente.
Lo que parece curioso es que todos los días esté en el aire la misma cantaleta de descalificaciones hacia el Independiente. Si El Bronco no es el gobernador indicado, es obvio que no será –o no sería- elegido por la mayoría de ciudadanos.
Al respecto, un usuario de las rede sociales compartió: “ahí está otra vez Mauricio chingue y chingue con que El Bronco representa la ingobernabilidad”.
En cuanto a El Bronco, ya sólo falta que lo lleven a la barandilla en función de tanto sambenito que le cuelgan.
Sería positivo y hasta sano, que uno solo de sus detractores lo denunciara y lograra que el Ministerio Público emitiera el ejercicio de la acción penal contra el Independiente. O bien, como me aseguran algunos priistas, que de una vez por todas la Comisión Estatal Electoral lo descarrile debido a su uso excesivo del gasto de campaña, y asunto terminado: muerto el perro…
En síntesis, si El Bronco representa la ingobernabilidad y por ello no tiene la simpatía de las mayorías, ¿cuál es el motivo de los diarios ataques?
En cuanto al gobernador Rodrigo Medina, más allá de lo que prosperen las denuncias formales que haya en su contra –por presunta corrupción- veo que no lo defiende nadie de los priistas.
Recuerdo (antaño) aquéllas defensas públicas que los sectores del PRI hacían de su “jefe nato” ante las embestidas de lo que entonces se daba en llamar “la reacción”. El partido en pleno salía a la plaza pública y defendían al huésped del Palacio.
Es que el PRI siente rubor de tamaño atrevimiento so pena de la condena social, o es que hay “línea” de aislar a Medina.
Por encima de cualquier circunstancia, el PRI no está poniendo el pecho por su gobernador, el gobernador del mejor récord nacional (dicho por los propios priistas) en seguridad pública, el creador del concepto innovador en materia policíaca como es la Fuerza Civil (envidia de medio país), reducción de los secuestros y la delincuencia del fuero común.
El gobernador del récord en atracción de inversión extranjera y generación de empleos, cero huelgas, paz laboral y social. Constructor de la Línea 3 del Metro, la Ecovía y otras obras. ¿Esta breve lista de acciones no son motivos suficientes para dar la cara por el gobernador?