Sí existe la fórmula para acabar con la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la violencia, las crisis ambientales y muchos de los problemas y grandes desafíos que enfrentamos como sociedad global: invertir en los primeros años de vida de las niñas y de los niños, sobre todo de los menos favorecidos.
Así lo señaló la directora general de los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular ‘Tierra y Libertad’, Lupita Rodríguez Martínez, en un conversatorio virtual sobre el 30 aniversario de la fundación de los CENDI, llevado a cabo dentro del 20º Encuentro Internacional de Educación Inicial y Preescolar.
“Esta no es una suposición personal, es lo demuestra la evidencia científica de múltiples disciplinas y lo comprueba el modelo de transformación social en contextos de pobreza que son los CENDI”, dijo.
Refirió que gracias al seguimiento a hombres y mujeres de 30 años que estuvieron en los CENDI, “con certeza les digo que hoy la gran mayoría son ciudadanos preparados, socialmente comprometidos, equilibrados emocionalmente y exitosos, pero sobre todo, como decimos, felices”.
Tras realizar un ‘viaje’ histórico sobre el desarrollo de los CENDI, Rodríguez Martínez cuestionó que hasta este año el personal educativo y trabajador no está regularizado.
“Hasta ahorita no tenemos ningún esquema laboral que nos avale como trabajadores de la educación, a pesar de tener 30 años de historia”, aseveró.
Reiteró que invertir en el desarrollo temprano es factor medular para poner fin al círculo intergeneracional de reproducción de la pobreza, ya que según estudios de cada cien mexicanos que nacen pobres, 74 de ello permanecerán en esa condición por el resto de su vida.
“Esto es una gran injusticia. Es reflejo de un Estado que no cumple con sus responsabilidades para el desarrollo de las personas, en especial la salud y la educación”, criticó.
Para hacer factible el presupuesto federal, estatal y municipal destinado a cumplir con la obligatoriedad de la educación inicial, llamó al sector privado, universidades y sociedad civil a sumar voluntades para que prevalezca el interés superior de la niñez y garantizar sus derechos, así como el apoyo y la formación a las madres y padres.
“El día que exista en México una política pública determinada en invertir en programas de la primera infancia, ese día empezaremos a cerrar las brechas de la desigualdad, crearemos cimientos sólidos para el pleno desarrollo de la niñez e impulsaremos el desarrollo humano, la productividad de la fuerza laboral y, por el ende, el crecimiento en la calidad de vida y el bienestar del pueblo”, concluyó.