Ante la pérdida de 560 mil millones de pesos, en el primer trimestre, urge reorientar su Plan de Negocios
En esta administración Pemex tiene cuestionada su viabilidad financiera por las calificadoras Moody’s y Fitch, que le han quitado el grado de inversión; y tiene cuestionada su viabilidad operativa como negocio en marcha por su propio Auditor Independiente, KPMG.
Si bien Pemex cuenta con el respaldo financiero del Gobierno Federal, es de tal tamaño su problemática, que puede provocar que el Gobierno Federal caiga en insolvencia de pagos.
Se necesitan cambios para recuperar la confianza de los potenciales inversionistas nacionales e internacionales
Para el Grupo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, es necesario hacer un alto en el camino y reencauzar la estrategia que se está siguiendo en Petróleos Mexicanos; toda vez que existe incertidumbre sobre la viabilidad de su negocio en marcha.
Tan sólo en el primer trimestre de 2020, Pemex reporta una pérdida neta de 560 mil millones de pesos.
Además, la disrupción en el negocio, creado por la pandemia del Covid-19 y las negociaciones entre los países miembros de la OPEP, “indican la existencia de una incertidumbre material que puede crear una duda significativa sobre la capacidad de Pemex para continuar como un negocio en marcha”, advirtió el auditor independiente KPMG.
Es necesario ajustar el Plan de Negocios de Pemex ante los efectos de la crisis petrolera, la baja en el grado de inversión y las pérdidas reportadas en 2019 y el primer trimestre de 2020.
Si bien Pemex es una empresa productiva del estado y puede contar con recursos económicos respaldados por el Gobierno Federal, esta es un arma de dos filos. Por la magnitud de Pemex, podría darse el caso extremo de que Pemex lleve al Gobierno Federal a la insolvencia de pagos.
Ante este difícil panorama, el GPPRI reitera su disposición para buscar alternativas que coadyuven al rescate de esta empresa productiva del Estado Mexicano.
En función de ello, se considera conveniente evaluar la reducción de las metas de producción de petróleo y gas natural, cerrando pozos que no son rentables; así como, revisar las metas de refinación para determinar cuáles refinerías deben cerrar por el tipo de petróleo que consumen o por la falta de equipo coquizador que tengan.
En este contexto, es importante subrayar que si bien, desde 2018, las tres calificadoras internacionales, Moody’s, Standard and Poors y Fitch, reconocían la existencia de problemas en Pemex, también consideraban que su nivel crediticio contaba con el grado de inversión.
Sin embargo, ante los cambios de política energética, Moody ́s le ha bajado dos niveles a Pemex (de Baa3 a Ba2) y Fitch le ha bajado 5 niveles crediticios a la empresa (de BBB+ a BB-) en menos de dos años. Ambas calificadoras internacionales ubican ahora a Pemex como un “Ángel Caído” que ha perdido el grado de inversión.
En el caso de Standard and Poors, Pemex ha perdido un grado crediticio a lo largo de la actual administración y está en el límite dentro del grado de inversión.
El GPPRI hace un llamado a las autoridades federales, para que se utilicen las herramientas que tiene la Constitución, a fin de promover un plan de inversión privada de largo plazo, en toda la cadena de valor, porque no hay recursos públicos suficientes para que Pemex lo haga todo, sin provocar desabastos.
Se necesitan hacer cambios para recuperar la confianza de los potenciales inversionistas nacionales e internacionales en el sector.