Por Pedro García
Si bien diputados de la Comisión del Transporte del Congreso local ofrecen una Ley de Movilidad con los usuarios como su objetivo central de beneficio, también es necesario que establezcan obligaciones para con el gobierno del estado en el sentido de que el titular de la Agencia del Transporte no tenga vela económica en el asunto, es decir, que no sea alguien que maneje, opere o administre empresas transportistas de ninguna especie, tal como ha sido denunciado el actual titular de la dependencia.
El tema volvió a relucir en el reciente diálogo entre diputados de la Comisión del Transporte y taxistas y dirigentes de la CROC donde éstos mencionaron de forma rotunda que Noé Chávez Montemayor, director de la Agencia, incurre en “conflicto de interés”, puesto que es propietario de taxis, ni más ni menos.
Y lo peor, según lo denunciado por Osvaldo Serna, dirigente de transportistas de la CROC, que el señor Chávez Montemayor reprima especialmente a los trabajadores del volante croquistas, en actitud facciosa, ya que, asegura, obedece instrucciones del gobernador.
Esto va contra la tesis de racionalización y modernización de la Agencia, y choca con los propósitos del Congreso del Estado de brindar a la sociedad de Nuevo León una Nueva Ley de Movilidad con el usuario como beneficiario principal, norma que también debe tener como objetivo relevante la promoción de los pequeños inversionistas del sector, es decir, las mujeres y hombres-unidad que viven de la prestación del servicio de taxi.
Se ha vuelto un pésimo estereotipo el desprestigiar a los taxistas, ahora llamados tradicionales, como inseguros por antonomasia lo cual es absolutamente falso toda vez que la inmensa mayoría son jefes de familia honestos, entregados a su trabajo del cual perciben un ingreso. Hay otros que son microempresarios que cuentan con una o dos unidades, que son inversionistas que requieren certidumbre jurídica y no actos de represalia o “cacerías” por órdenes interesadas.
El gobierno del estado y los diputados (todos) al Congreso local, deben ser conscientes de que la economía nacional está en un proceso de bajísimo crecimiento, cercano al cero, en un fenómeno de desaceleración rumbo a una probable recesión, en donde ciertas actividades económicas de menor dimensión conocidas como informales, de ninguna manera ilegales, son opciones de ingreso para las personas, una de ellas es el taxi, lo cual merece la promoción y no su descalificación a priori, el estigma.
Quién no tiene por amigo o vecino a un taxista…Este editorialista tiene, no uno ni dos, sino decenas de amigos, conocidos y vecinos, taxistas, todos –por cierto-, personas honestas y creativas.
Y resulta que los taxistas no son informales porque pagan impuestos y contribuyen al IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios) vía el consumo de los combustibles, así como el IVA en la adquisición de autopartes (refacciones), llantas, aceites y aditivos, y todo lo que tiene que ver con el acabado, pintura y limpieza de las unidades. Pago de sus concesiones, licencia especial, refrendos que forman parte de la larga lista de obligaciones.
Como se puede ver, los taxistas tienen una gran importancia la economía nacional y en la prestación de servicios.