Por Pedro García
Un sismo político de carácter trepidatorio resiente el gobierno del presidente López Obrador, fenómeno con epicentro localizado en el Senado de la República donde el pleito entre el coordinador de Morena, Ricardo Monreal y el presidente (saliente con fórceps) de dicha cámara, ha sido el factor de liberación de energía que afecta la estabilidad y la imagen del movimiento que llegó al poder con el arrastre de AMLO.
El temblor afecta también la Cámara de Diputados, la sede del movimiento hecho partido, Morena donde despacha Yeidckol Polevnsky, y mete inquietud en el reto de los estratos “morenistas”.
El choque de frente protagonizado por Martí Batres y Ricardo Monreal se da en los días más inoportunos, cuando el presidente López Obrador opera negociaciones arduas para encauzar sus proyectos de obra pública y elabora el contenido de su primer informe.
El pleito entre las facciones morenistas estará muy caliente, aún, en las horas cimeras del Informe Presidencial, y los protagonistas van a ver su suerte, en el momento en que López Obrador decida ejercer su poder para meter al orden a los belicosos y sus afanes de madruguete de cara al 2021 y al 2024.
Así, las ambiciones de poder de notables (por notorios) en el Senado son equiparables al fuego amigo contra el Presidente.
El choque trasciende a los Medios de comunicación donde hay comunicadores tomando partido claramente, atizando el encontronazo sin advertir el daño a la institucionalidad del gobierno de la República. Unos apoyan a Martí Batres y otros están del lado de Monreal.