Por Pedro García
Hace unos días el gobernador de Nuevo León advirtió que si hay rebrotes de Covid, aquí, el país se caerá y no tardó en dar los primeros pasos hacia la debacle nacional, por él pronosticada, al decir que si el número de contagios no se reduce el próximo fin de semana, cerrará algunos sectores económicos, sin especificarlos.
Por si Jaime Rodríguez no sabe, hay un buen número de establecimientos abiertos de par en par donde se consume cerveza, algunos cerquita de Palacio, reapertura autorizada por…por…por. Se animará Jaime a cerrar, nuevamente, la producción en la Cervecería Cuauhtémoc.
En general, la postura anti-COVID proyecta la estrategia fallida del gobierno nuevoleonés, pues, había asegurado que las medidas locales tendrían mejores resultados que la campaña antivirus desplegada por la Federación y ocurre que JRC entró en pánico, pues pretende bajar la cortina a Nuevo León. Ya lo habrá consultado con el viejo grupo de Los Diez.
En esa postura, el gobernante Jaime Rodríguez hizo frente común con sus homólogos anti-AMLO al divulgar en las redes sociales el uso del cubrebocas como una de las medidas básicas para evitar los contagios, lo cual no surtió efecto ya que, según su propia información, la pandemia no ha cedido.
“Yo asumo el reto de mi colega fulano de tal”, afirmaba Jaime Rodríguez al tiempo de colocarse un cubrebocas con el objetivo de descalificar al doctor López Gatell quien había insistido en el factor como auxiliar de dicho dispositivo facial para evitar el contagio.
En el fondo, sólo fue una campaña política anti-López Obrador al que le sostiene una guerra política, aliado con otros nueve mandatarios, con el fin de echar abajo a la llamada Cuarta Transformación, campaña acariciada por los fuertes intereses económicos de Monterrey y del norte de la República, así como capitanes de empresa del centro, como los Equis González.
Entonces, los mexicanos asistimos a la vieja lucha de clases: un flanco -donde se ubica a los gobernadores “federalistas” de corte Conservador-, exigente de la privatización total, incluido PEMEX y CFE, cero subsidios sociales y económicos (no debe darse dinero a los güevones, dice Jaime Rodríguez) y un gran reparto de los recursos fiscales a los gobiernos de los estados con detrimento en el margen de maniobra del gobierno Central…
Y otro, el gobierno de AMLO y la 4T, a favor de lo contrario, es decir, mantener como sector público a todo lo que tiene que ver con la energía, fortalecer los programas sociales, prodigarse en pro de la subsistencia de las clases sociales desposeídas, lo cual se puede resumir en el Nacionalismo Revolucionario.
O lo que antes se solía denominar como la economía mixta, participación privada y gubernamental, lo cual vemos en el desarrollo de las grandes obras de infraestructura en el centro y sur-sureste del país, en las cuales se incluye la participación de grandes conglomerados empresariales privados, verdad, señor Slim.
Así, el Covid y el reparto fiscal, no son más que pretextos para frenar al proyecto de AMLO, lo cual sus opositores pueden lograrlo si, como dice el propio Presidente, se organizan y promueven entre la población la inconveniencia de seguir apoyando a la 4T…
La cancha estará lista en cuestión de meses, junio de 2021, ocasión inmejorable para arrebatar la mayoría a Morena y aliados, en la Cámara de Diputados, legislar la modificación de la Ley de Coordinación Fiscal y que los gobiernos de los estados disfruten lo que tanto añoran, en detrimento del margen de maniobra del Centro. Ora es cuando chile verde.