Por Pedro García
Mientras el Presidente anunciaba, hoy, la reapertura económica parcial, en Monterrey hay sectores productivos de la prestación de servicios que nunca pararon actividades.
No son ramas económicas de las llamadas esenciales, pero mitigar el hambre sí ha sido vital para numerosos nuevoleoneses cuya sobrevivencia depende ex clu- si- va- men- te de su esfuerzo personal porque son trabajadores que viven al día. Si no salen a la calle sus familias no comen.
Es gente a la que no le llegan las disputas de los políticos. Lo único que le llena es salir a laborar.
Son trabajadores informales en términos fiscales, pero desarrollan actividades absolutamente concretas muy importantes, y no reparan en las condiciones del clima porque sirven bajo la lluvia, los rayos del sol o en pleno invierno.
Son brazos muy activos, muy hábiles en los servicios que realizan y se les puede ver en pequeñas negociaciones de servicios: reparadores de automóviles, colocando autopartes; otros metidos bajo los vehículos resolviendo fallas en motores, sistemas eléctricos, otros quitan y ponen llantas, arreglan rines y muchos giros más.
La razón de su indomable actitud es la necesidad del sustento familiar porque el hambre aprieta. Y, como hay sectores a los que no les llegan apoyos, la gente hace bien en salir a trabajar.
Son establecimientos de uno o dos trabajadores. El paisaje es de intensa actividad, de la gente “pescando”, no en espera de que le regalen un pescado.