Luego de operar por 76 años al ser fundado en 1943 por el entonces gobernador del Estado, el general Bonifacio Salinas Leal, e iniciar con 600 internos, el Penal de Topo Chico fue cerrado hoy por la administración del mandatario Jaime Rodríguez Calderón por inoperable e inseguro.

Ante la presencia de organismos de Derechos Humanos, de funcionarios de los tres niveles de gobierno, del Ejército Mexicano, así como de ciudadanos, el Mandatario estatal colocó el candado al portón que representa el cierre definitivo del centro penitenciario.

Fue en la cancha central que fue escenario de la masacre en donde perdieron la vida 49 internos, en donde el Gobernador señaló que tomó la decisión de cerrar el penal para recuperar la felicidad en la calle tomando el control de donde se produce la delincuencia y se genera la maldad.

“La responsabilidad de un gobernante debe ser no sacarle la vuelta a nada, agarrar el toro por los cuernos aún y lleves el riesgo”, expresó el Gobernador.

“Estoy tratando de generar una reflexión más que un aplauso, de que tenemos que trabajar intensamente también afuera de este lugar. No voy a patear el bote de nada porque tenemos que trabajar para que el que sigue tenga mejores condiciones de Gobierno y trabaje con menos tensiones.

“Ese debe ser nuestro objetivo no un Gobierno que construye puentes, sino un Gobierno que construye conciencia, reflexión, respeto”.

“El autogobierno no va a regresar porque tomamos la decisión: no más extorsiones a los presos,  a las personas privadas de la libertad, a sus familias que han perdido patrimonio además de la tranquilidad”.

“Imaginar y construir es lo mejor, yo imagino que Nuevo León recuperará su felicidad, éste será el principio de lo que nosotros estamos intentando hacer”, añadió.

Rodríguez Calderón agradeció al presidente Andrés Manuel López Obrador por su apoyo para despresurizar el problema de la violencia en el Penal del Topo Chico.

Luego de la ceremonia protocolaria las últimas personas privadas de su libertad (ppl) que albergaba el Topo Chico fueron trasladadas al Penal de Apodaca que recientemente fue ampliado en sus instalaciones.

De esta manera el Gobierno estatal pone fin a la operación de una de las penitenciarías más antiguas e ingobernables del país donde las fugas, asesinatos, extorsiones y el autogobierno del crimen organizado, crearon una “bomba” que explotó cíclicamente en varias ocasiones en los últimos años.

En los últimos años incluso había pasadizos entre el área femenil y masculina, una bodega con armas, un bar VIP, un jacuzzi, decenas de restaurantes controlados por el grupo del crimen organizado en el poder e internos que permanecían encadenados en áreas sociales, como en el Salón Polivalente, porque si los ingresaban a los ambulatorios seguramente serían asesinados.

El pasadizo denominado “Uber” en las regaderas del baño de lo que fue el ala de mujeres, hasta antes de noviembre de 2018, era utilizado para pasar a las internas al Topo Chico y prostituirlas o abusar de ellas. Cuando las autoridades se dieron cuenta, clausuraron el pasadizo, un muro falso hecho con tabla-roca.

En la bodega en un drenaje de doble fondo había armas y cajas de whisky. Encontraron un fusil R-15 y cuatro cortas.

Esa bodega estaba junto a un bar VIP, donde el grupo que controlaba el autogobierno, Los Zetas, hacía fiestas y borracheras.

Otro signo de la característica explosividad del Topo Chico es que durante años, las autoridades estatales de Nuevo León simplemente sobrellevaron su ingobernabilidad.

Por Mexpress

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