Tras una reunión, la Comisión Estatal de Derechos Humanos y directivos de Kia Motors México acordaron una agenda de trabajo para fortalecer la protección y vigilancia de los derechos humanos de los empleados de dicha empresa (Milenio 15 de octubre de 2015).
La nota agrega que la titular de la Comisión de Derechos Humanos, Minerva Martínez calificó el encuentro como un acuerdo histórico en la entidad, que servirá como referencia en la salvaguarda de los derechos humanos en el sector empresarial…
Leo toda la nota y no se hace referencia a la presencia en el encuentro de directivos del sindicato, si es que lo hay. Conocedores del área laboral dicen a POLÍTICA Y GENTE que a los trabajadores los representa una central muy fuerte.
La cuestión es que los sindicalistas de esa central “muy fuerte” debieron haber sido convocados o debieron exigir su participación.
El caso vale a POLÍTICA Y GENTE para comentar al extremo al que han llegado las relaciones laborales en Nuevo León (cuna de la lucha de clases en México) de la participación omisa de los sindicatos en la defensa de sus representados, así como los atropellos a la dignidad de los obreros, ya ni se diga en la materia salarial.
Y vale también, recordar el indignante episodio de la agresión de un jefe coreano a un obrero mexicano:
Querétaro, Qro.(Notimex).- Un trabajador de la empresa coreana Sam Won fue agredido por un supervisor, originario de ese país, lo que motivó el repudio de autoridades locales y sindicatos.
Un video de cámaras de seguridad de la empresa muestra al agresor que en dos ocasiones patea al empleado mexicano y en otra ocasión lo jala, sin que la víctima se defienda.
Tras el video grabado a mediados de mes, el supervisor fue despedido y demandado por lesiones.
Tiempo después el agraviado también perdió su empleo y se difundió el video que motivó el repudio generalizado (hasta aquí la nota).
Todo lo arriba reseñado tiene como fondo el lamentable papel de los sindicatos mexicanos que se han pasado al lado de los intereses de las empresas, y también, en el caso del sector público, al lado del patrón: el gobierno.
Es gravísimo que en las relaciones obrero-patronales en el estado de Nuevo León se esté llegando al extremo de que intervenga hasta la Comisión de Derechos Humanos para garantizar el trato digno a los trabajadores.
¿Y dónde están los sindicatos? ¿Cómo justifican los sindicalistas el cobro de cuotas a los obreros, ante el atropello que sufren sus representados?
NOTA.-Ya es hora de que los sindicalistas dejen de pisar las alfombras de las oficinas de los patrones y vuelvan a las líneas de producción a supervisar las condiciones de trabajo que padecen o disfrutan sus representados.