Por: Alejandro Salas
Portabilidad y despegue innovador, con poco más de un metro de largo y 1.70 metros entre las puntas de cada ala, son las características de la aeronave no tripulada cuya patente mereció el Premio UANL a la Invención 2015.
La Dra. Patricia Carmen Zambrano Robledo y el estudiante de maestría en Ingeniería Aeronáutica Arturo Paz Pérez, quienes unieron sus conocimientos para el desarrollo del proyecto y posterior creación de la llamada “aeronave no tripulada”, por su nombre piloto, son miembros del Centro de Investigación e Innovación en Ingeniería Aeronáutica.
“Hoy en día hay muchos desarrollos a nivel mundial que están trabajando en las naves no tripuladas, pero esta aeronave cuenta con características distintivas que la hacen muy diferente a las que se encuentran en el mercado”, comentó Zambrano Robledo.
Sus dos mayores innovaciones, el despegue y la facilidad de ser desarmable, la convierten en un diseño inusual en la actualidad, ya que su despegue se realiza de forma vertical, es decir, como lo hacen los helicópteros, y el ser desarmable permite que sea trasladada con gran facilidad.
“Todo inició cuando Arturo Paz se acercó con la inquietud de diseñar la aeronave no tripulada, que era realmente una idea diferente”, agregó la doctora universitaria, “pero gracias a que en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica procuramos apoyar a los jóvenes con inquietudes e ideas innovadoras el proyecto pudo realizarse con grandes resultados”.
Hace poco más de un año, cuando dio inicio la creación de la aeronave, comenzaron los diseños de sus características y se realizaron cientos de pruebas y el desarrollo de modelos.
El proyecto, que en estos momentos se encuentra en proceso de patente, se realizó con materiales que son tendencia en el diseño de aeronaves en todo el mundo.
“Todo el material con el que está hecho está compuesto de fibras de carbón, que le da ligereza a la nave y que le permite tener una mayor capacidad para cargar otro tipo de instrumentos, como sensores y GPS, y una autonomía de vuelo mayor”, agregó el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 1.
La aeronave no tripulada funciona a base de turbosina y puede durar en vuelo más de 10 horas continuas, ventaja sobresaliente sobre los drones cuadrirrotores de venta en el mercado, cuya batería les permite durar, por lo general, de 12 a 15 minutos en las alturas.
“Estamos programando que la nave tenga un vuelo de 10 horas. Obviamente es algo en lo que estamos trabajando para lograr la mayor autonomía posible y que pueda transitar aún más tiempo sin problemas”.
Esta característica, junto con las anteriormente mencionadas, hacen de este invento un gran logro de la Máxima Casa de Estudios del Estado.
Paz Pérez, originario del Distrito Federal, expresó que se sintió muy halagado por haber ganado el Premio UANL a la Invención 2015 a su corta edad, lo que lo motivará para seguir adelante en su trabajo.
“Es muy gratificante crear algo de primer mundo, sobre todo porque el CIIIA nos prestó sus instalaciones para hacer todas las pruebas que requerimos. Fue algo maravilloso”, comentó el estudiante de 25 años.
La Universidad Autónoma de Nuevo León tuvo una injerencia directa en la creación de la aeronave, comentó por su parte Zambrano Robledo, al ceder las instalaciones donde pudieron crear diseños de clase mundial y apoyar el desarrollo de los estudiantes talento.
“La Institución beca a todos estos chicos que son talentosos y que tienen ideas y futuro. La UANL los beca y así tienen un gran espacio para hacer sus pruebas y fabricar todo lo que ellos imaginen y deseen desarrollar”, manifestó.