El Arco de la Independencia o las esculturas en la Explanada de los Héroes, son parte del patrimonio histórico-cultural de la capital nuevoleonesa, que se origina hace más de un siglo con el sentimiento de un patriotismo liberal.
En Monterrey el afán de levantar monumentos públicos y estatuas a los héroes no tenía antecedente hasta instaurada la paz porfiriana y la llegada del general Bernardo Reyes. El patriotismo liberal o “fiebre patriótica” surgió en gran parte por la necesidad de afianzar a los mexicanos en un nacionalismo y en ese sentido, el arte escultórico fue uno de los más elocuentes portavoces.
Y la compañía de Williams H. Mullins, ubicada en Salem, una pequeña ciudad al noreste de Ohio, fue solicitada para verificar algunas de estas obras que inauguraron la tradición estatuaria en la ciudad.
Así se planteó durante la conferencia “Williams H. Mullins, esculturas en Monterrey”, que el equipo de colaboradores del Centro de Documentación y Archivo Histórico presentó dentro del Ciclo de Conferencias “Patrimonio Histórico Cultural del Noreste”, organizado por el Centro de Información de Historia Regional (CIHR-UANL).
Mullins (1852-1932) es un ejemplo de emprendedurismo, pues de empleado de ferrocarril logró conformar una de las fábricas más grandes de productos metálicos, especialmente en cobre y zinc.
Si bien fabricó una amplia línea de ornamentos arquitectónicos y otros productos, sin duda, se le conoce mejor por sus estatuas de metal que están en edificios públicos, plazas, jardines y panteones por todo Estados Unidos.
“Cabe aclarar que Mullins era el empresario, pero los artistas europeos estaban en el taller”, señaló Myrna Gutiérrez Gómez.
Explicó que el escultor principal de Mullins era el reconocido artista alemán Alphons Pelzer, quien se retiró en 1899 y regresó a Alemania, donde falleció en 1904; su lugar lo tomó el prolífico y talentoso artista suizo John Segesman.
En el taller de Mullins desarrollaron un innovador sistema conocido como estampación en caliente, mucho más eficiente, mucho más ligero y menos costoso en comparación a esculpir en piedra tallada o bronce fundido.
En ese sentido, Edmundo Derbez García subrayó la importancia que tiene para la ciudad contar en su inventario de patrimonio histórico-cultural con obras de Pelzer y, muy posiblemente de Segesman, realizadas bajo esta técnica.
Susana Acosta Badillo refirió el proceso de creación de las esculturas de Miguel Hidalgo y del benemérito Benito Juárez para las plazas Hidalgo y 5 de Mayo –hoy Explanada de los Héroes-, respectivamente.
Mientras Erika Flor Escalona Ontiveros habló de la figura femenina que representa la patria liberada para el Arco de la Independencia, y a la cual el pueblo dio el nombre de la “mona”, y la Victoria Alada que remata el Palacio de Gobierno.
Escalona advirtió que los escultores de la compañía de Ohio se encontraron sometidos a los criterios que Reyes personalmente impuso para las esculturas, esto se vio especialmente, gracias a la abundante correspondencia entre Reyes y Mullins, en las águilas y en la escultura del Arco de la Independencia.